. A otras personas sí, pero a mí, ¡imposible! ¿Cómo te iba a hacer una faena así? ERNESTO.- (Que ha estado escuchando mientras bebía su café.) Mamá tiene razón. Es un riesgo absurdo que sigáis aquí tan solos. (Eduardoabandonasuasientopararesponder.) EDUARDO.- Mis padres me trajeron aquí por primera vez cuando yo sólo tenía dos semanas. EMILIA.- Y ya le encantó el lugar. Dijo: «Aquí hasta el