oírlo. EDUARDO.- Iba a decirte que hace cincuenta años, yo hubiera podido empezar el día como te he contado. Sin fatiga. Como silbando. (Ella ha subrayado las palabras de su marido con un mohín inequívoco de que eso era precisamente lo que esperaba escuchar.) EMILIA.- Tendrías que haberte acostumbrado a hacerlo desde entonces. Nos hubiéramos ahorrado un montón de dinero, con los periódicos gratis. EDUARDO.- ¿Era eso