ahora no me atrevía a interrumpir. Para mí era evidente que aquello había dejado de ser una excursión. Cuando llegamos a los eucaliptos, Bene parecía no advertir que la noche nos envolvía, que ya no era hora de extender el mantel sobre los terrones del suelo. Pero elladesplegóunavezmástodossusgestosrepetidosen las excursiones anteriores. Santiago se mostró más sensato al decir: --Creo que es demasiado tarde y hace mucho frío. ¿No sería mejor