Texto contextualizado: |
respondió abriendo desmesuradamente la boca: --¡Ja! Y aquella exclamación fugaz no recibió contestación alguna. A mí me indignaba la actitud de mi tía, siempre reticente y suspicaz. A veces parecía conmovida por un odio extraño que me hacía pensar en la existencia de algo que yo desconocía, algo muy grave que pertenecía al pasado de Bene. Aquella sospecha despertó mi curiosidad y trajo a mis días, siempre monótonos, una intensidad nueva. Una mañana doña Rosaura, tan |
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