perturbación mental. Pero ni siquiera podía intentar darle alguna explicación. Pues en realidad, ¿qué sabía yo? La verdad era que sólo veía y que estaba muy lejos de comprender lo que veía. Había llegado el momento de abordar a Bene abiertamente, sintestigos,yexigirleunaaclaracióndefinitiva. Porque ella sí sabía, de eso yo no tenía ninguna duda. Pero, a partir de aquella tarde, siempre la encontraba compartiendo sus ocupaciones con Catalina. Y, si no era