puede asustarte o sorprenderte, cuando estás tan endurecida que sabes que nada puede hacerte daño. RAMON.- No creo que ése sea tu caso, todavía. (Ella advierte la mirada de su hermano e, instintivamente, perodeunaformamuynormal,secruzaelsaltodecama sobre su pecho.) ADELA.- El martes volaré a Karachi. De allí, a Nueva York. Luego a Río... Espero sacudirme pronto la resaca de