La vida es tan breve... ADELA.- ¿Y papá... nunca sospechó? EMILIA.- Hija: las mujeres presentimos los engaños antes de que se produzcan, pero los maridos sólo se enteran de los nuestros si a nosotras nos conviene. Pensé contárselo, pero él habíanegadosiempretansistemáticamentehastasusaventuras más pueriles... Decidí que el día que él me confesara una, tan sólo una, yo le confesaría la mía. Pero jamás me dio oportunidad. (Transición.) Y ahora, confidencia por confidencia,