Este detalle me hizo sospechar que no debía de haber traspuesto aún los umbrales del más allá, porque no dudo de que quien allí me aguarde conozca mis más secretos desvaríos, pero mucho me extrañaría que estuviera tan dispuesto a complacerlos. Hice,pues,undenodadoesfuerzoporalejarlo que a todas luces era una alucinación y regresar, no sin renuencia, al mundo tangible, por el que, con todo y haberme sido siempre ingrato, siento un apego