a él y le agarra.) ALBERTO.- ¡Que me sueltes! ¡Sueltame, que te...! (Le da en el brazo herido sin querer al forcejear. Jaimito se repliega agarrandose con dolor.) Losiento.¿Tehehechodaño?Perdona.Tienesque entenderlo. Haré lo que pueda, pero más adelante; ahora me voy. Puedo irme cuando quiera, ¿no? ¿O es que me tengo que quedar aquí a vivir con vosotros toda la vida?