yo sabía que necesitaba algo más femenino... MONTSERRAT.- Mira qué maldita: recoge lo único que había puesto. ROCIO.- (A PALOMA.) ¿No te encantaba el centro? PALOMA.- Sí, por eso me lo pongo sobre el corazón. (SeescuchaunruidodegolpesenlahabitacióndeBEGO-ÑA. Entra BEGOÑA y le quita a PALOMA una pulsera. Luego, un rosario de azabaches a CARMIÑA.) CARMIÑA.- Los azabaches de mi azabachería. (BE-GOÑA