tiene a mí muy consumido --dijo el comisario mirandome con ojos no tanto iracundos como extraviados--. Ahora mismo te llevo al manicomio y te aseguro... y te aseguro... y te aseguro... Dio un par de cabezadas y se cayó de bruces sobre lamesa.Mealarméunpocohastaquecomprobé que roncaba apaciblemente. El chino sonreía complacido. --¿Qué le ha dado? --le pregunté. --Un par de somníferos --dijo el chino--. En