sin embargo, la Emilia, que se había reunido conmigo. --Vuelve a la celda --le dije-- y espera a que lleguen los monjes. --¿Tú vas a entrar ahí? --preguntó señalando el túnel. --Le dije que sí --Puesvoycontigo--afirmó. --Seguro que hay ratas --le advertí. --Se esconderán cuando te vean --fue su cariñosa respuesta. Sin llevar el asunto más lejos nos adentramos en el túnel cogidos de