tanto tino es algo que no consigo entender, salvo que se tratase, como supuse entonces, de la más feliz de las coincidencias. Al tiempo que arrebataba la botella de la bandeja, besaba el cristal con delirante expectación y danzaba orasobreunpieorasobreelotro,advertíque al camarero le faltaba un brazo. --¿El señor no quiere que le abra la botella? --le oí preguntar. Le dije que sí con vehemencia y deposité la botella