y asistido, piadoso, a su triste tránsito; cómo había establecido inteligentemente la conexión entre el llorado difunto y la agencia teatral y entre esta última y ella, Suzanna Trash, y cómo, a costa de narrar lo ya sabido, pero a modo de epílogo necesario, habíaacudidoavisitarlaysidomuymalrecibido sin que por mi parte hubiera provocación ni culpa. Y pronuncié toda esta parrafada en un tono de irrecusable sinceridad, procurando aparecer yo bajo la