San Sebastián con una vecinita. La María Asunción. La primera chica a la que metí mano, en una matinal en el cine del barrio. La volví a encontrar en el sesenta y pico, hecha un tonel. Estaba casada y tenía cuatro hijos. Le pregunté si se acordabadecuandolemetímano.Sepusocolorada y me confesó que sí y que hasta se acordaba de qué película echaban. Me dio su dirección y su teléfono. Le hice llegar un talón de cinco mil pelas y