objeto, es de índole confidencial. De modo que, a callar. Seguimos viaje sin que mediara palabra y, sin más incidencias que algún atasco esporádico, hicimos nuestra entrada en las abigarradas arterias urbanas, cuya visión, tras tan largo alejamiento, me ensanchóelcorazónehizoacudirlágrimasamis ojos, pese a que mal podía dar rienda suelta a mis emociones en la incómoda posición en que me hallaba, porque viajaba de hinojos y sin otro sostén que las