Era la primera vez que tenía la llave de una casa que no fuera la mía, y la primera vez que entraba, aunque fuera de puntillas, en la intimidad de una mujer... (Se sirve de nuevo. Termina la botella. MIRIAMcogeotradelaalacenaeiniciaráel mutis hacia la cocina.) VICTOR.- ¿Y ahora? Dime. ¿cómo me ves ahora? MIRIAM.- Pues no sé...como siempre... Eres tú y basta.