Texto contextualizado: |
rodillazo que el comisario Flores tuvo a bien propinar en salvas sean las partes. El superhombre, que, en su grandeza, debía de ser inmune al culto personal, restableció la familiaridad con una sonrisa benévola y el sencillo gesto de barrenarse la nariz con el meñique. El comisario arrimó una silla y se sentó. Yo juzgué preferible mantener la posición de firmes. Se arremangó el señor Ministro la camisa y advertí que llevaba tatuado en el antebrazo un corazón atravesado por un |
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