máquinas tragaperras hasta que se le acabe el dinero. Esa será su aventura. Luego volverá a casa para hacernos sentir culpables. ANA.- No me importa, sólo quiero que no le utilicen, que pueda elegir sus propios errores. TEO.-Notepreocupes.Nacenblindados.No conseguiremos hundirle. ¡Además, el que se está hundiendo soy yo, maldita sea! Después de todo, un hijo no es más que un montón de fotos ridículas de