Texto contextualizado: |
la inercia y la fatalidad, y, en fin, una voluntad insumisa; hoy, en cambio, los hechos son apelados como una llamada al orden, como una admonición de prudencia y sumisión, invitación a la renuncia, a la claudicación y al conformismo, viniendo así a ocupar precisamente el mismo lugar que antaño ocupaban los agüeros y haciendo su papel. Tal es el triste ciclo histórico del racionalismo)4. Pero, ¡ay!, también los moros sabían echar sus cuentas con los hechos y tenían un conocimiento muy preciso de cómo la sucesión de las mareas trabajaba |
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