de su 'libre examen', en árbitro de su propio honor, y aun del honor en sí, enarbolándolo -en lo que no es tal vez, en verdad, más que un arrebato de 'hybris'- como patente de legitimación para un quebrantamiento de la lealtadjuradaquenocomportedejardesentirseautorizadopararetenery usar a su albedrío y conforme a sus designios el mando de la plaza, la guarnició y el armamento. Esta moderna y rechazable concepción del honor, que parecería más apropiada como criterio moral para dictaminar sobre