Texto contextualizado: |
un Lorenzo el Magnífico) será el prestidigitador que habrá sabido transformar un engendro de despacho en fenómeno histórico arraigado en el fondo del alma popular. Pero tampoco quiero pensar que esta acción de nuestro inevitable salvador sea extraña a una leal intención descentralizadora ni es este sensato ingrediente administrativo lo que reprocho en el asunto. La culpa, la gravísima culpa cultural del presidente -y con ello el demérito que marca el techo de su inteligencia y su valor- está en la envoltura sugestiva en que ha dejado rebozarse el saludable intento descentralizador. Y aquí |
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