está la propia inutilidad, como secreto aglutinante de todo lo demás. Así pues, si es que de alguna forma es posible seguir hablando de fines respecto de estas luchas, no lo será en el sentido específico de designios prospectados, algoque,porremotamentequesea,serepresentadelante,sobreelhorizonte, sino más bien como si el punto ideal del fin se hubiese levantado del horizonte y, recorriendo un arco de 90 grados en el meridiano celeste, hubiese ido a colocarse en el cenit como una estrella polar, que no es ya