extremosa, pues reclamar la autoría de un homicidio vale tanto como decir: "Caiga su sangre sobre mi cabeza". Es difícil que falte algún momento de arrogante complacencia en tal autoatribución de la autoría frente a los propios agraviados y esta satisfacción del sentimiento autofirmativo que el ofensor recibedesuparticipaciónactivaenlaformacióndelanoticiadevuelve hacia atrás, hacia la propia acción tal como surge en el sistema de las muertes firmadas, la luz más lívida y más reveladora. Ya no sólo se sustituye el efecto de daño físico por el de agravio simbólico
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RECIBIRI - Tomar o acoger [aquello que se da o que se entrega]