- parece querer de pronto empezar a escaquearse del inmemorial contrato y a regatear a la Iglesia ciertas áreas de la ciudad prometida y otorgada, ciertas atribuciones de control sobre su capital demográfico que de siempre venían considerandose incluidas en los términos del primitivo cambalache. Bien pueden, ciertamente,quejarsedeingratitudyfaltadereciprocidadlosherederos de Jesús, cuando ellos, sólo por poder cumplirle al Príncipe de Este Mundo sin la menor reticencia ni reserva las contraprestaciones concedidas en Nicea, han llegado a desvirtuar y corromper ad hoc, abusando de la dormida