en que tal facilidad inesperada se deriva justamente de la superficialidad de las inercias anímicas colectivas que se ha limitado a suscitar, de la labilidad de los anónimos resortes psíquicos que ha puesto en juego, consiguiendo obediencias meramente reflejas y estereotipadas.Elaumentodetalcapacidaddearrastresehaproducido justamente a costa de apelar a los hombres en la zona más despersonalizada y más barata de sus almas, zona que no parece ser precisamente la que cualquier religión que se respete debiera conformarse en alcanzar. Lo