católicos norteamericanos se pasaron acaso más de un año concibiendo, discutiendo y preparando un largo y circunstanciado documento sobre sus puntos de vista religiosos en torno al tema del armamentismo. Parece ser que la versión definitiva que consiguió el consenso de la entera congregació episcopalresultólobastanterigurosacomoparainquietarnotablemente al presidente Reagan, por contrastar de un modo grave e insoslayable con sus puntos de vista armamentistas. Con todo, antes de darle el último refrendo, aquellos obedientes hijos de la Iglesia resolvieron llevarse