--me dijo el doctor Dionisio Iguarán, que además de médico era hombre de letras--. Imagínate: semejante cantidad al alcance de la mano, y tener que decir que no por una simple flaqueza del espíritu." Al viudo de Xius no le salió la voz, pero negósinvacilaciónconlacabeza. --Entonces hagame un último favor --dijo Bayardo San Román--. Espéreme aquí cinco minutos. Cinco minutos después, en efecto, volvió al Club