Angela Vicario la vio tal como era: una pobre mujer consagrada al culto de sus defectos. "Mierda", se dijo. Estaba tan trastornada, que hizo todo el viaje de regreso cantando en voz alta, y se tiró en la cama a llorar durante tres días. Naciódenuevo."Mevolvílocaporél--me dijo--, loca de remate." Le bastaba cerrar los ojos para verlo, lo oía respirar en el mar, la despertaba a media noche el fogaje de su cuerpo en la cama. A