mayor probabilidad a mi interpretación de los bombardeos de Haiphong y de Hanoi como secretamente motivados por el deseo de poder presentar a la soberbia del ego nacional norteamericano la única imagen o apariencia de paz que es capaz de sentir como una "paz honrosa". Bienesverdadqueapenaslogróelefectodeseado.Almenosnoengañó al negro que, según los periódicos de aquellos días, al preguntarle un reportero por la calle si estaba contento con aquella paz, sólo a regañadientes respondió que sí, para añadir acto seguido: "Pero a mí no me gusta