a los abetos próximos y de ahí a todo el bosque; sobre una gran parrilla de hierro, con cuatro patas para hacer por debajo sitio al fuego, había una inmensa olla cilíndrica que por las comisuras de la tapadera dejaba escapar velos de vapor. En derredor deellasemovíantresocuatrosoldadoscocineros,conlasropasde servicio grasientas y tiznadas; a derecha e izquierda se alzaban cúbicas pilas de leña de palos cilíndricos, muy bien dispuestos en estratos alternativam entrecruzados. Y aparte de esto, nada más que aquella taiga