antepuestos a afirmaciones que por su propia modalidad y contenido ya están configuradas como asertos de hecho. Mas si los hechos habrían de ser, ya por definición, precisamente aquello que ni se plega al querer o no querer ni se conforma algustooaldisgusto,¿quépodríamotivarenelquehablalanecesidadde encarecernos una tal condición definitoria? Creo que esa motivación no es otra que el empeño en sofocar in nuce toda inconsciente o semiinconsciente duda sobre la facticidad de lo afirmado; necesitando la seguridad de