. Precisamente ahora, casi a la fuerza, Jano tuvo que entrar en contacto directo con las gentes del balneario. Al fin se había visto obligado a enfrentarse con las personas a las que días atrás sólo saludaba esquivamente, con un leve gesto de cabeza.Aestasalturasreparabaenlacortesíadel doctor, que dirigía el balneario, y en Betina, su hija, que al parecer había pasado casi todo el verano en casa de unos primos, en las montañas, al otro lado