Texto contextualizado: |
en novias eternas. Aunque no siempre, por supuesto, se culpabilizara a la solterona de haber llegado a serlo, su condición de tal no podía dejar de verse como un fracaso. Y a la propia interesada se lo hacían sentir así. En mi juventud oí contar, dandolo por cierto, el caso de una señorita --no sé si de Palencia o de Valladolid--, que le había aguantado al novio tal cantidad de desaires y de humillaciones que nadie se explicaba cómo no lo mandaba a paseo. Impertérrita |
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