admiración. No las había dejado el novio. Se lo había quitado Dios. Eso no era quedarse «desairadas». A aquellas señoritas, propiamente hablando, no se las podía llamar solteronas. Se habían convertido en novias eternas. Aunquenosiempre,porsupuesto,seculpabilizaraalasolterona de haber llegado a serlo, su condición de tal no podía dejar de verse como un fracaso. Y a la propia interesada se lo hacían sentir así. En
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CULPABILIZAR - Atribuir una culpa (normalmente, sin mucha certeza)