decadentes y lejanas del hombre de carne y hueso unamunesco, del que siempre nos gustaría oír hablar, que muchos de nuestros espectadores han llegado a creer que esos hombres «como llovidos» que comen cacahuetes y dicen O.K. son, al igual que esas señoras madelónicas y sin espíritu quecotorreanenlabarradelbar,ejemplaresdignosdetenerse en cuenta a la hora de los ejemplos. En la versión hispánica de esas señoras madelónicas y sin espíritu, éstas dedicaban sus ocios al «pinacle» o a la canasta y