: -Ahora mismo, tía. Dejame quitarme las botas nada más. Descalza en sus calcetines gruesos, como la otra vez, aparece en la cocina cuando Anunziata avisa para comer. El viejo se ha empeñado en almorzar con ellas, contraelparecerdeAnunziata.Prefiereestarconla muchacha, aunque ahora no puedan hablar como camaradas. El paje con sus calzas se mueve con tanta gracia y alegría vital como aquellas muchachas de Roccasera en las romerías.