o buscando al viejo, que suele estar refugiado en su silla de la cocina. Ella le mira con santa paciencia y a veces le dice: -¡Papá! ¿Qué hace usted ahí? ¡Su sitio es el estudio, en su sillón florentino! Elviejolapreferíaconlasgafasdeantes;le daban un sencillo aire de maestra. Con lentillas parece otra, más extraña... «¡Si no fuera por no regalarle mi propio entierro al Cantanotte...! ¡Madonna mía, dame