Texto contextualizado: |
Incluso contó otra variante de esta pavorosa batalla: los soldados ciegos habían sido, sin más, descuartizados y sus restos arrojados a las aguas del río Vadar. También escucharon la historia de dos famosos amantes de aquellos parajes --Lubin y Dojran--, el segundo de los cuales había dado nombre al no lejano lago de Dojran. El guarda seguía contando los estragos de bizantinos y otomanos mientras Marescu se apresuraba a tomar los primeros bocetos de cúpulas y ajimeces. Betina y Jano |
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