pared la fotografía de Francesca, aquel rostro que él había guardado hasta entonces celosamente y que muy raramente sacaba de su maleta para contemplarlo. Se levantó y lo primero que hizo fue ir a la pared para quitar la fotografía y esconderla cuidadosamente entre sus papeles. No podía correrelriesgodequedesapareciera.Luegoentreabrió con sigilo las cortinas de la ventana para ver el jardín. Allí estaban charlando Peter y Adriana, a los que se les unió Marescu, que hacía un airado
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CORRERIII - Pasar peligros, aventuras, o cierta suerte