tiempo seguía transcurriendo veloz y ellos sabían que los próximos días eran decisivos para desvelar el enigma de su amistad, de sus afectos nunca suficientemente fundidos. Pero, una vez más, el comportamiento de Adriana estaba destinado a ser el protagonista de aquella jornada. Cuando terminaron de comer continuó conversando,deformacasiobsesiva,conelguarda. Éste le dio puntual cuenta de nuevas historias desarrolladas en aquellos parajes. Habló, por ejemplo, de los terribles años de represión otomana, que en