del lago. Jano, oculto tras el alto seto que cercaba el jardín, la seguía con la mirada hasta que sólo era un puntito que se desvanecía en el lejanísimo horizonte. En otras ocasiones seguía la ruta de algún sendero de montaña,peroenestoscasosJanonuncapodíacontrolarla, porque ella iba acompañada por su perro alsaciano. El primer día, cuando intentó seguirla entre los pinos de la ladera, el perro regresó atrás furioso para descubrir a Jano