Parecía que estábamos destinados a hundirnos en los signos y símbolos de las penumbras. Por eso, aquella misma tarde regresamos atrás para ascender hacia la luz fresca y verdosa de Valbosco. Antes nos detuvimos unos momentos en la orilla del lago. Allí tehiceesafotografíaqueaúnconservoentremis papeles. Te apoyabas plácida y despreocupadamente en la barandilla de madera de uno de los embarcaderos, pero no mirabas hacia la cámara; tus ojos se extraviaban en no sé que