desde la infancia por criterios de prudencia, ahorro y sensatez, descubría con susto que la prolongación más coherente de aquel amor, que había confesado corresponder, se manifestaba en asaltos más o menos bruscos e impacientes contra supudor.Sentirse,adespechodesuretóricamoderadora,deseada carnalmente por aquel muchacho con el que iba al cine y salía de paseo, y a quien ya no era tan fácil mantener a raya, despertaba en ella una serie de emociones y dilemas para cuyo análisis raramente