impremeditado y, por ello, estúpidamente culpable.) No puede soportar la vista del cadáver, a juzgar por sus ademanes. Camina a un lado y a otro del sofá y su figura, cada vez más atacada por los nervios, resulta casi grotesca entre las tinieblas quelerodean.Sinduda,espresadeaccesos repentinos, de impulsos súbitos que en realidad semejan movimientos descoordinados por causa de la ansiedad que anida y se retuerce dentro de él. Las tinieblas