grisura de un plano uniforme le devolvía la existencia de una oscuridad. Una oscuridad sin ventanas. Una oscuridad lisa y odiosa. ...cada mañana el viejo... ¡A comer, a comer!... el pañuelo caído... la mano... me miraba... yoquieto...moqueaylagrimea...elpañuelo en el suelo, me mira, me miró con ira temblorosa... ¡Fú, fú, vete!... El cristal estaba sucio y en el canalillo por el