conocer lo que tú pensaste o sentíste en aquellos momentos que, aparentemente, ni siquiera te inmutaron. Era ya de madrugada cuando me encontró mamá, que, pensando siempre mal de mí, esta vez acertó. "¡Cómo has podidohacernosesto!",megritócasillorando."Anda, vete a cenar", me dijo después, casi con desprecio y, sin mediar ninguna otra palabra, se retiró a su habitación. Me sentí derrotada y llena de rabia. Pero cuando me senté