delicuescente a la madrugada, la cual, sin duda alguna, se liquidaría con la llegada de las primeras luces. Era conveniente, pues, apretar el paso. Así como tantas veces la fugacidad le había atormentado hasta el extremo de aceptar que, en su experiencia delplacer,aspirarlosvaporesdeunaguardiente pleno como la vida o robar un aletazo del éxtasis, eran tan poderosos como el aguardiente y el éxtasis, y en ese trance sus sentidos se perdían en
MIR:099.29
ASPIRARI - Inspirar. Introducir aire en los pulmones