y Portugal. Creo que se abren coyunturas para una acción democrática continental que no venga de fuera sino de nuestros países mismos. Una alianza de naciones democráticas latinoamericanas no sólo haría reflexionar a Washington sino que podría cambiar a nuestro continente. Pienso en dos contribuciones esenciales:laprimeraseriaayudaralaverdadera modernización de nuestros pueblos, es decir, a la instauración de auténticas democracias; la segunda consistiría en fundar de nuevo y sobre bases más sólidas la independencia latinoamericana. En