sumisión del hipócrita Belial: «puesto que no podemos derrocar al Altísimo ni obtener su perdón (y aun si esto último fuese posible: ¿a quién no le humillaría pasarse el día celebrandolo con forzadas aleluyas? Qué monótona eternidadseríalanuestrasilapasásemosenadorar al que odiamos...). No, no nos empeñemos en lo imposible ni nos resignemos a lo inaceptable: hay que buscar el bien propio en nosotros mismos y vivir libres en esta